Se ve que hay piratería de mar y de tierra. Cuenta la leyenda que en la Costa da Morte había piratas de tierra. Una de sus formas de trabajar era pasear de noche por uno de los altos caminos con un buey al que habían colocado una lumbre entre los cuernos.
De modo que en las noches brumosas, los barcos confundían la lumbre del buey con un faro. De manera que se acercaban peligrosamente a la costa y embarrancaban. Cuando el barco reventaba, la corriente llevaba la mercancía de la bodega hasta la costa. Al día siguiente no tenían más que acercarse a la costa a recoger el botín.
Una vez, un barco cargado de acordeones que navegaba hacia el sur fue víctima del engaño del buey con la lumbre. Encalló en las rocas, reventaron sus bodegas y los acordeones quedaron liberados.
Cuando al brumoso día siguiente los piratas bajaron a la playa a buscar el botín, huyeron despavoridos al oir los lamentos de las almas en pena. Cuenta la leyenda que era el sonido que emitían los acordeones mecidos por las olas.